Alertan del uso que hacen los delincuentes canadienses de los AirTags para el robo de coches.
En un giro de los acontecimientos, la tecnología diseñada para simplificar nuestras vidas se ha convertido en una herramienta para delincuentes. Los AirTags de Apple, dispositivos de localización de objetos no más grandes que una moneda, han sido adoptados por ladrones de coches en Canadá para llevar a cabo sus delitos con una eficiencia alarmante.
Según se han ido detectando casos similares en los últimos meses, las autoridades de Burlington, Vermont, fronteriza con Canadá, han reportado un incremento en las denuncias de ciudadanos que, tras visitar Canadá, descubrieron que un AirTag desconocido les seguía. Este hallazgo fue posible gracias a las alertas de seguridad de los iPhones, que notificaron a los usuarios sobre la presencia de estos dispositivos cerca.
Los AirTags, que se venden en España por 39 euros, están pensados para ayudar a encontrar objetos personales como llaves o carteras. Sin embargo, su uso indebido ha llevado a que los delincuentes los coloquen en lugares ocultos pero accesibles de los vehículos, como los limpiaparabrisas o la rejilla delantera, para rastrear y robar los coches más tarde.
Medidas de precaución y seguridad
Es esencial que los usuarios estén al tanto de las actualizaciones de seguridad en sus dispositivos y aplicaciones. Además, deben ser conscientes de la privacidad que estos dispositivos pueden comprometer. Aunque este fenómeno se ha detectado principalmente en Canadá y algunas zonas de Estados Unidos, no se descarta que pueda extenderse a otros países, incluida España.
La Policía recomienda mantener actualizados los sistemas operativos de los smartphones para recibir las últimas alertas de seguridad. La vigilancia y la precaución son clave en la lucha contra este nuevo método de robo de vehículos.
Y es que, la tecnología, en manos equivocadas, puede transformarse en una amenaza para la seguridad. Los AirTags de Apple, aunque útiles, han abierto una nueva vía para el crimen organizado. Es un recordatorio de que, en la era digital, la innovación y la seguridad deben avanzar de la mano para proteger a los ciudadanos de usos malintencionados de la tecnología.
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